El cáncer oral es un problema de salud en aumento en prácticamente todo el mundo. El 90% de los tumores que aparecen en boca son carcinomas coepidermoides de células escamosas. Es una enfermedad multifactorial, entre los factores de riesgo destacan el papel del tabaco y el alcohol. La prevalencia del cáncer oral sigue en aumento, por lo que el papel del odontólogo e higienista bucodental es primordial para facilitar un correcto diagnóstico en estadios iniciales y de este modo agilizar el tratamiento y ayudar a mejorar el pronóstico reduciendo por tanto la mortalidad.
En España, el cáncer oral constituye un 2,6 % de todos los tipos de tumores. En cuanto a la edad, el 90% de los cánceres orales se diagnostica en mayores de 40 años, y más del 50% en individuos que superan los 65.
En Asturias se detectan cada año entre 15/200 nuevos casos de cáncer oral, de los que alrededor del 70% afectan a varones y el 30% a mujeres. No obstante, este porcentaje tiende a igualarse por la adopción de hábitos nocivos por parte de las mujeres. Las principales localizaciones son labio, lengua y suelo de la boca en la población europea.
En los últimos 30 años no se ha logrado aumentar el ratio de supervivencia del 50%-60% a los 5 años, por lo que el diagnóstico precoz cobra mayor importancia dado que los estadios iniciales son los que logran mayor supervivencia global.
Un cáncer oral puede aparecer como una úlcera, un bulto, una pequeña herida, o una placa roja y/o blanca, que no sean atribuible a heridas previas, y que no se curan o mejoran sensiblemente en un plazo de dos semanas. Si se detectan dichas lesiones, llamadas precancerígenas, es necesario acudir a la consulta médica. La exploración periódica de toda la boca por parte del dentista es fundamental para diagnosticar esta enfermedad en sus fases iniciales.
También es importante sensibilizar y educar al paciente en la realización de autoexploraciones periódicas siguiendo estos sencillos pasos:
- Lavarse bien las manos, colocarse frente a un espejo y ver de cerca los labios.
- Con la boca cerrada, doblar el labio superior e inferior hacia fuera y observar el tejido interno.
- Con la boca abierta, y con la ayuda de una cuchara, mover las mejillas hacia arriba y hacia atrás, y hacia abajo y hacia atrás, para observar las paredes internas de la boca y su ángulo.
- Con la boca abierta, examinar la parte de atrás de los dientes de abajo.
- Sacando y metiendo la lengua, mirar en su parte de atrás, y moviéndola hacia la izquierda y la derecha, examinar los laterales de la lengua desde la punta hasta su parte del fondo.
- Tocando el paladar con la punta de la lengua, examinar ésta y su mucosa de abajo.
- Dejando la punta de la lengua en contacto en el paladar, mover la lengua hacia la derecha y hacia la izquierda y examinar su mucosa de abajo.
- Moviendo la cabeza hacia atrás, intentar examinar el paladar.